Historia del centro

Historia del Centro

historia del centro mercedarias ibarra
La historia del Centro de Educación Especial “Jesús-María” de las MM. Mercedarias está situada en el mismo barrio de Ibarra, en Orozko.
El convento de MM. Mercedarias procede del siglo XVI. En el año1573 Juan de Ugarte, cura y beneficiario, entregó a su hermana Clara una casita en Ibarra con su huerta, para que ella funcionara un beaterio sin clausura, bajo la Orden de la Merced.
Años más tarde, Magdalena de Cristo, bautizada en la Iglesia de Santa María de Zaloa en el año 1629, profesó y vivió junto con otras religiosas, siendo maestra de novicias y comendadora.
Desde el año 1870 existe en la Comunidad un colegio, reconocido definitivamente en 1952 para atender a las niñas del pueblo. Como estas clases eran gratuitas, la Comunidad para su sostenimiento, produce chocolate. El número de alumnas es de 40.
En el año 1963, Rafael Garamendi delegado en Bizkaia del “Auxilio Social”, se puso en contacto con las MM. Mercedarias del convento de Ibarra y les ofreció la posibilidad de abrir un colegio-internado de “niñas deficientes mentales”, subvencionado por el Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica.
La Comunidad valoró por un lado que, aquella encomienda representaría un gran esfuerzo de preparación y trabajo, pero, por otro, estaba en consonancia con su “misión mercedaria”.
De esta manera, el convento de Ibarra se convirtió en la primera entidad Bizkaina que abría una residencia- colegio para disminuidos psíquicos.
Tres años después en 1966, el mismo Rafael Garamendi, retiró las niñas subvencionadas por Auxilio Social. Fue un momento crítico pero se solucionó recurriendo a los servicios públicos. Gracias al empeño y esfuerzo de la representante de aquellos años, de la Comunidad de MM. Mercedarias Jesús-María, Elisa Barón Zorrila, a partir del año 1975, tanto la Diputación Foral de Bizkaia, como la Asociación Gorabide, comenzaron a enviar chicas con distintas discapacidades.
Pasaron años en que las obras de adaptación a la actividad fueron importantes gracias a las ayudas de la DFB.
En el año 1994, tras la ley de la integración de niño/as con discapacidad en la enseñanza pública, el Centro de Ibarra, de Educación Especial, sufre un descenso importante en el número de usuarias.
Por este motivo, se asume una nueva etapa de trabajo, iniciándose en una residencia para mujeres con distintos grados y discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales que domina hasta el día de hoy.
El objetivo se centra en la atención a todas las residentes, con el fin de potenciar las habilidades requeridas para la vida diaria y así, obtener el bienestar básico para cada una de ellas.